
Bien es conocido por todos el gran potencial que tienen las energías renovables para la producción de electricidad. Un potencial que, con el tiempo y con la aparición de nuevas tecnologías para su producción y mejora de eficiencia, sigue un crecimiento exponencial con el paso de los años. En los casos, por ejemplo, de energía eólica o fotovoltaica, la producción es hasta cierto punto predecible, pero en cualquier caso escapa al control de la misma. Además, la demanda de energía sigue unas curvas de consumo hasta cierto punto repetitivas, pero que pueden sufrir variaciones.
Por estos motivos surge la necesidad del almacenamiento energético. Con esta solución, se puede “guardar” la energía que no va a ser usada en el preciso momento de su obtención, o también la que no es capaz de ser consumida por exceso de producción. De esta forma se almacena, de la manera más eficiente posible, para ser utilizada cuando el consumidor así lo requiere. Estas soluciones se puede usar desde el sector residencial hasta la producción de energía a gran escala, como por ejemplo en plantas de generación. El siguiente gráfico muestra las múltiples aplicaciones que ofrece el uso de las baterías para acumular electricidad.
El almacenamiento de energía para nada es una tecnología nueva, de hecho, las baterías de plomo ácido tienen una historia de más de 100 años de antigüedad. A lo largo de los años, se ha ido mejorando la eficiencia de las mismas, y sus usos, llegando así al mundo de las energías renovables. Aun siendo un sistema de almacenamiento consagrado y de uso común hoy en día en multitud aplicaciones, poco a poco, con el tiempo y el aumento de necesidades del consumidor, siguen apareciendo nuevas tecnologías de almacenamiento de energía eléctrica.
Uno de los sistemas de almacenamiento que más fuerza está cogiendo, y que está llamado a ser el futuro en acumulación para energías renovables (y presumiblemente también para vehículos eléctricos) es la batería de ion de Litio. De momento, el precio es algo elevado para poder desbancar a la batería de plomo ácido como la que más presencia tiene en el mercado, pero gracias a su peso reducido, alta eficiencia, alta profundidad de descarga y un número de ciclos de vida competitivo, acabará teniendo una gran importancia en el ámbito de la acumulación de energía.
En posteriores artículos se hablará más en profundidad de este tipo de baterías, así como también de nuevas tecnologías de almacenamiento menos conocidas y que podrían acabar llegando al sector, como por ejemplo las baterías de Litio-Oxígeno, las de grafeno o las de flujo rédox de Zn-Br.